God Walks Her Through Storms

Dios la acompaña en medio de las tormentas

Hay un dicho que dice: «La recuperación es paz y serenidad en medio de la tormenta». Y Priscilla ha conocido muchas tormentas. Hoy, después de más de 30 años de sobriedad sexual, ella tiene herramientas para mantener el rumbo durante las tormentas.

Priscilla C., de Nashville, Tennessee, ha estado sobria desde el 7 de febrero de 1993. Su terapeuta la envió a Sexólicos Anónimos. «Mis conductas adictivas eran predominantemente con hombres casados o emocionalmente no disponibles. Había tenido una serie de relaciones con gente con la que trabajaba y cada vez me decía que no volvería a hacerlo. Me aseguraba de que sólo sería con alguien de otro estado, pero, por supuesto, eso era sólo parte de mi racionalización. Tuve una aventura con un hombre al que sólo veía dos veces al año, pero hablábamos mucho por teléfono. Una vez acordamos vernos en otro estado, pero cuando lo hicimos, parecía muy distante. Al día siguiente me dijo que no quería volver a verme, que no quería la aventura y que yo le había obligado.

«Llegué a casa, me reuní con mi cura y me confesé. Me sugirió ir a un terapeuta, así que lo hice. Me dijo que leyera un libro sobre la adicción al sexo, y me sentí muy identificada. Entonces me recomendó Sexólicos Anónimos. Antes de mi primera reunión, me empeñé en que nadie se enterara de lo que hacía. Pero fui de todos modos. La sala estaba llena de hombres, hicieron una reunión de recién llegados para mí. Y de eso hace más de 30 años».

Priscilla comparte que su problema no se trataba sólo de sexo. Utilizaba el sexo sólo para
«liarse con alguien». Después hacía todo lo posible por mantener esa relación. «Se trataba de perseguir con lujuria y de que me persiguieran con lujuria», dice. «No me refiero sólo a ser deseada sexualmente, sino también a mi necesidad de que alguien me quisiera, me prestara atención, me viera. Quería que me buscaran».

Herramientas del programa

Hoy, por la gracia del Poder Superior, Priscilla ya no tiene que hacer nada de esto. Cuando entró por primera vez en el programa, asistía a tres o cuatro reuniones por semana. Una mujer de su reunión le ofreció su número de teléfono y se convirtió en su primera madrina. Ahora, el mensaje más frecuente que Priscilla da a los recién llegados es: consigan un padrino, trabajen los Pasos y hablen con otros miembros del Programa. «Las reuniones por sí solas no te mantendrán sobrio», dice. «Trabaja los Pasos, escucha a tu padrino y sigue las sugerencias del Libro Blanco, “Cómo vencer la lujurua”, en las páginas 157-168».

Las reuniones por sí solas no bastan, pero son un ingrediente clave en su programa de recuperación. Cuando Priscilla aún era nueva en SA, iba a una reunión justo después del trabajo. «Era una forma de calmarme tras el día. Era un modo de relajarme después de un ajetreado día de trabajo. Estar rodeada de gente relativamente sana era una verdadera bendición después de pasar tiempo con algunos dementes con los que trabajaba.»

Todos estos años después, sigue disfrutando de las reuniones de SA. Habla de lo reconfortantes que son las reuniones, de cómo se siente arropada, de que no se siente vinculada a una persona en concreto, sino a la comunidad en su conjunto. «Es como una iglesia», dice, «entro en la sala y me parece un lugar seguro, casi sagrado».

Literatura

Sobre el trabajo de los Pasos, Priscilla dice: «Al principio de mi sobriedad, era importante hablar con mi madrina todos los días y con otras mujeres del Programa. Tardé bastante en empezar mi primer Paso, lo iba posponiendo. Pero una vez que empecé, sentí lo importante que era. No quería hacer este trabajo porque era duro, pero fue muy bueno para mí».

Priscilla trabajó los Pasos con el Libro Azul de AA. El Libro Blanco de SA ya estaba impreso cuando ella llegó al Programa, pero no recuerda que se utilizara todavía en las reuniones. «El Libro Azul me dio una buena base sólida para trabajar los Pasos, me enseñó cómo lograr la recuperación», dice. «Me gusta cómo habla de la impotencia y cómo habla de un Poder Superior, de que no es algo que haya que definir específicamente. También me gustan los Pasos 1 a 3 porque me ayudaron a poner los pies en la tierra. Solía pensar que admitir que soy impotente significaba que me estaba haciendo la víctima. Eso era lo que peor llevaba. Fue mi terapeuta quien me ayudó a ver que en realidad es todo lo contrario. Admitir mi impotencia me da poder. Fue entonces cuando cobró sentido que, cuando tengo la humildad necesaria para admitir mi impotencia, un Poder Superior hará por mí lo que yo no puedo hacer por mí misma».

Priscilla también considera el Libro Blanco una de las herramientas más potentes de nuestra caja de herramientas. «El Libro Blanco me sirve para identificarme con las historias. Me siento agradecida de que Roy escribiera sobre el concepto de la lujuria como fuerza impulsora de la adicción. Me ayudó a entender la enfermedad. La lujuria no es algo que se pueda desechar como el alcohol o las drogas. Está en mi cabeza. Agradezco mucho que alguien haya tenido la sabiduría de hablarnos de la lujuria y de cómo es. Siempre pensé que la lujuria tenía que ver con el sexo, pero no es así. Ciertamente puede implicar sexo, pero para mí es mucho más que sexo».

Cuando Priscilla ayuda hoy a sus ahijados a seguir los Pasos, utiliza principalmente el Libro Azul de Alcohólicos Anónimos (porque así lo hacía ella en 1993) y Pasos en Acción, el cual considera «muy práctico y profundo.»

Victoria progresiva sobre la lujuria

Nuestra definición de sobriedad incluye «victoria progresiva sobre la lujuria». ¿Qué significa esto para Priscilla? «Creo que, en la recuperación, cosas que al principio no parecían un problema pueden convertirse en uno más adelante. Te daré un ejemplo: Estuve sobria durante cuatro años, y tuvimos un nuevo sacerdote en nuestra iglesia. Conocía a su mujer. Mi iglesia estaba cerca de mi trabajo, y un día él me llamó y me invitó a comer en un mercado local. Seguimos almorzando juntos, y no era un secreto. Al cabo de un tiempo, de repente dejó de ponerse en contacto conmigo. Le llamé, pero no me respondió. Pensé seriamente que teníamos una simple amistad, que era completamente aceptable. Pero cuando dejó de hacerlo, me di cuenta de que tenía una aventura emocional con él. Me quedé en shock.

«Creo que el Poder Superior a veces deja que sucedan cosas para que yo vea que sigo haciendo cosas malsanas, incluso cosas estúpidas. Mientras pensaba que estaba trabajando muy bien el programa, el Poder Superior me dejó ver muy claramente que todavía lo necesito a Él. Para mí, se trata de seguir rindiéndome durante el resto de mi vida. A veces surgen situaciones que no puedo ver que no son saludables, pero cuando el Poder Superior me da una experiencia en la que me doy cuenta, quiero recordar que Dios me dio esta situación para crecer, para aprender más sobre mí misma y para seguir tomando las acciones correctas.

«Esto no significa que no esté trabajando en mi programa, ¡al contrario! El hecho de que pueda aceptar mis pasos en falso, estar dispuesta (¡otra vez!) a renunciar a esos pasos en falso y cambiar mis acciones, significa que estoy trabajando un buen programa.

«La gente a veces piensa que una vez que entran en el Programa, la vida va a ser perfecta. Eso es lo que yo solía pensar. Pensaba que la sobriedad resolvería todos mis problemas. Pero, ¿sabes qué? La vida es dura y van a ocurrir cosas. Así que cuando surgen dificultades, no quiero aferrarme a ellas, y sigo intentando dejarlas ir…cada vez. Siempre habrá problemas».

El mayor regalo del Programa

«Creo que la mayor bendición, el mayor regalo del programa, es que puedo sentir las emociones. Antes no veía más que negatividad, y eso me abrumaba hasta el punto de que reprimía todas las emociones difíciles. Pero ahora puedo sentirlas. No es agradable, pero ahora tengo herramientas para gestionarlas. Los problemas no duran para siempre, y ahora Dios me ayuda a aprender de cada sentimiento. Incluso de los sentimientos más difíciles, ahora puedo disfrutar de los mejores sentimientos.

«En medio de cualquier tormenta, rezo la Oración de la Serenidad. Me ayuda a saber qué hacer. La recuperación no garantiza paz y felicidad todo el tiempo. Pero es encontrar la paz cuando mi cerebro se está volviendo loco, porque sé que voy a superarlo. Es sólo con mi Poder Superior que esto puede suceder».

Priscilla está comprometida a trabajar en este programa de milagros y a mantenerse sobria… un día a la vez.

Su reportero de ENSAYO

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