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Milagros de mi recuperación

Mi vida en recuperación está llena de milagros. El mayor de ellos es que me estoy recuperando de esta enfermedad, de esta esclavitud a la lujuria, para la que no hay cura. Y otro gran milagro es que hoy estoy agradecida y nunca lo estuve.

Mi recuperación en SA comenzó con la aceptación de la definición de sobriedad de SA. Para mí, la definición es clara e inequívoca. Es como un espejo en el que veo y mido mi progreso espiritual. El trabajo que tuve que hacer para mantenerme sobria: los pasos, las reuniones y el servicio, me ayudaron a encontrar soluciones en otras áreas problemáticas de mi vida en las que la medicina y la religión no pudieron hacer nada.

Había experimentado muchos milagros en mi vida, pero hasta la recuperación, estaba ciega a todos ellos. Cegada por la lujuria, por la vergüenza, por la ira hacia Dios, por todo tipo de negatividad. Cuanto más compartía mi oscuro pasado, más se desvanecía la esclavitud de la vergüenza, y mi corazón empezó a llenarse de felicidad, alegría y libertad, y de un fuerte sentimiento de gratitud por todo lo que me había sucedido. Gratitud por cada una de las cosas que contribuyeron a que entrara por la puerta de mi primera reunión de SA.

A menudo se oye decir que los tres primeros pasos son los más importantes: el arco por el que pasamos en nuestro camino hacia el resto de los pasos. Pero para mí, el paso 11 era, y sigue siendo, el más importante. Por recomendación de mi primera madrina, empecé el paso 11 al mismo tiempo que el paso 1.

Al principio, mi compromiso con el paso 11 consistía simplemente en leer las páginas correspondientes del Libro Grande de AA todos los días. Luego aprendí a hacer un inventario diario antes de acostarme. Por aquel entonces, no tenía mucha claridad y no podía entender por qué debía pedir perdón a Dios. También por aquel entonces, no podía encontrar un rabino en ninguna parte que me ayudara con las respuestas a las muchas preguntas que tenía sobre todo esto, y entonces me pregunté si necesitaba un rabino porque, después de todo, yo sabía mucho sobre todo.

Tardé dos años en trabajar los doce pasos, a través del libro Pasos en acción. Fue sólo después de compartir mi paso 12 con mi madrina cuando sentí una conexión de corazón con la oración del paso 3. Hoy veo cuán necesaria es esa oración en mi vida. Por la gracia de Dios, hoy no me motiva la voluntad propia, más bien, me motiva el deseo de conocer la voluntad de Dios para mí y la fortaleza para llevarla a cabo. Rezo también cada día por las bendiciones de la humildad y la gratitud.

Hoy siento que formo parte de una gran familia en la que me siento como en casa, querida, apreciada y apoyada en donde encuentro refugio y armonía.

El programa de los 12 pasos me ha ayudado a encontrar a Dios, a hablar con Él y a escucharle. Lo que es más importante, el programa me ayuda a mantenerme al margen del camino de Dios mientras Él me ayuda a ser feliz, mientras Él me ayuda a ver Sus bendiciones en todas las cosas, sin importar lo que esté sucediendo en el mundo exterior.
Hoy veo a todas las personas de mi vida, pasadas y presentes, como colores en la paleta de Dios y forman un hermoso arco iris en Sus manos divinas.

Queridos hermanos y hermanas de la comunidad de SA: cada uno de vosotros sois parte integrante de mi cambio a mejor. Gracias a todos.

Olga S., Ukraine

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