El Milagro De Soltar El Control

En mi experiencia me he dado cuenta que SA es como un río. Cuando un compañero nuevo llega, el río quiere arrastrarlo a la recuperación. Pero nadie tiene motivos puros al llegar, como se dice en el libro Blanco. Por consiguiente, el compañero a veces se resiste, ya sea con el concepto de sobriedad, con los casados que según él lo tienen “más fácil”, con el compañero que le sugiere que consiga padrino, con las reuniones, en fin, con cada cosa que surge. Es como si comenzara a nadar contra la corriente de ese río caudaloso. A veces incluso puede estar sobrio por un tiempo mientras se resiste, pero lo normal es que recaiga.

Si es soltero, se dirá: “¿porque no puedo tener sexo con mi novia?” Con el tiempo puede que empiece a soltar el control, a confiar en el río. Pero incluso puede suceder, como me sucedió a mí, que aun tenga resistencias. Aunque acepte ser apadrinado, no hace los pasos, llama cuando quiere, y se conserva sobrio porque a él le funciona el programa “de esa manera.” En otras palabras, sigue resistiéndose ante la corriente. Puede tener un largo tiempo de “sobriedad”, y luego recae. ¡Oh sorpresa! ¿Qué hice mal? Casi siempre nos enfocamos en la lujuria, en las tentaciones, y nos olvidamos que el problema es más profundo: El animal salvaje de mi ego que busca la `paz y al mismo tiempo (¡qué contradictorio!) se resiste a entregarse a los pasos, a las sugerencias del padrino, y lucha todos los días contra la corriente del río.

Yo también fue uno de los que quería adaptar el programa a sus gustos personales guiados por mi enfermedad. Y no es que el programa busque la uniformidad, pero sí busca que yo esté dispuesto a hacer todo lo necesario (y todo es todo) para estar sobrio.

Entonces mi Poder Superior me dará el padrino que necesito según mi idiosincracia personal que él conoce muy bien. Así fue como me sucedió: en algún momento dejé de exigir que la corriente del río corriera en el sentido que yo quería, y solté mi resistencia, que fueron muchas. Aun a veces intento examinar si conservo alguna, nunca se sabe.

¿Cómo es posible que yo me haya permitido soltar mis resistencias y dejar que la corriente me llevara? No lo sé. Tuve que darme cuenta lo absurdo que es luchar contra la corriente, discutir, llevar sobre los hombros ese enorme peso y al mismo tiempo estar sobrio, con una sobriedad que no es otra cosa sino orgullo y fuerza de voluntad. El río no está en mi contra, yo soy el que se resiste a la recuperación y pelea con las piedras del río y con la misma corriente. Peleo contra mi recuperación. El río me lleva al mar de la recuperación, donde las promesas se cumplen. ¿Por qué seguir resistiendome a ello con los pensamientos sofisticados de mi intelecto controlador, muy astuto cuando trata de inventar justificaciones? A juzgar por mis tendencias naturales egocéntricas, orgullosas y llenas de soberbia, no puedo decir sino que fue un Milagro. Un milagro que se renueva en estas 24 horas si tengo la actitud correcta, dispuesta a hacer lo que sea necesario.

Le pido a mi Poder Superior que me dé por estas veinticuatro horas esa buena voluntad de abandonarme en el río de su gracia que se expresa en el programa, porque yo no puedo. Gracias compañeros por hacer parte de este milagro.

Rafael de Colombia, sobrio 3 años y 6 meses

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