
Los Pasos sustituyen el proceso adictivo por un Programa de recuperación.
Esto ocurrió hace casi 20 años, cuando acababa de empezar este Programa de recuperación. De camino al trabajo, conducía despacio cuando el vehículo que iba detrás de mí aceleró de repente y chocó contra mi coche. Fue una colisión muy leve, pero pensé: «Puedo aprovechar esto y sacar algo de dinero. Simplemente diré que ha dañado toda la parte trasera de mi coche». Sabía que los demás daños se habían producido anteriormente y que no eran en absoluto responsabilidad de ese conductor.
Resultó ser una mujer joven. Me dijo que había acelerado accidentalmente y que no podía haber causado todo ese daño; estaba claro que su responsabilidad se limitaba a un pequeño arañazo. Seguí insistiendo; discutimos y entonces mi Poder Superior me iluminó. Pensé: «Algo no está bien aquí, llamaré a mi padrino».
Le conté lo que había pasado y él me dijo: «Nelson, ¿dónde está tu honestidad?». No me gustó esa pregunta y le respondí que no tenía nada que ver con la honestidad. Él me ayudó a darme cuenta de que estaba haciendo algo malo: cobrarle a ese conductor por daños que yo sabía que mi coche ya tenía. Le pregunté: «¿Qué debo hacer?». Él me respondió: «Pide perdón y ponte a trabajar». Y eso fue lo que hice.
Más tarde, mientras practicaba los Pasos y examinaba esa experiencia, aprendí que no puedo obedecer al primer pensamiento que me viene a la mente, ya que a menudo es un pensamiento adictivo o negativo. Me ayuda aplicar el lema «Piensa, piensa, piensa». Ese pensamiento adictivo está ligado al autoengaño: «Aprovecharé esta situación» o «No es para tanto, solo es un pequeño fallo». Me ayuda hacer una pausa entre el pensamiento y la acción.
Mi padrino solía decirme que para mantener una sobriedad duradera y de calidad, tenía que ser rigurosamente honesto. Las mentiras, la falta de sinceridad o la deshonestidad en cualquier ámbito pueden llevarme a recaer, porque como adicto en recuperación, mi estabilidad depende de mi condición espiritual. Del mismo modo que no puedo permitirme embriagarme con miradas, recuerdos o pensamientos lujuriosos, también debo ser completamente honesto en mis rendiciones. Utilizo el filtro de las «decisiones basadas en la lujuria»: me pregunto: si esta persona fuera gorda, vieja y poco atractiva, ¿seguiría hablando con ella? ¿Tengo realmente una conexión no sexual en este intercambio social, o me estoy engañando a mí mismo? La lujuria se disfraza. No puedo alimentar la conexión negativa; no me ayuda volver lentamente al infierno en lugar de correr alegremente hacia el cielo.
Esta experiencia me llevó a examinar el autoengaño. Al principio, no me daba cuenta de que mi actitud era incorrecta; me parecía normal aprovechar la situación. Al practicar los Pasos, cambié. Hoy en día, puedo hacer un inventario puntual para examinar si estoy actuando como Dios quiere que actúe o si estoy siguiendo a mi ego enfermo. No puedo comportarme como un adicto activo, sino como un adicto al sexo en recuperación. Estoy en un programa de cambio, y fue muy reconfortante cuando mi esposa me dijo que realmente había cambiado para mejor.
El Libro Blanco dice: «Hay una forma segura de conseguir algo más que la simple sobriedad física, y es salir de la negación, ver nuestros errores y corregirlos bajo la guía de Dios, haciendo de los Pasos del Cuarto al Décimo una forma de vida. El resultado es una nueva vida». (SA 98)
En los 19 años de sobriedad en SA que he celebrado recientemente, a menudo me ha resultado útil la pregunta de mi padrino: «¿Dónde está tu honestidad?». Me ha ayudado a volver al camino cuando el autoengaño ha intentado desviarme. Me ha ayudado a evitar comportamientos imprudentes. Otras preguntas de mi padrino también me ayudan cuando siento la necesidad de actuar: ¿De qué estás huyendo? ¿Cómo están tus resentimientos y miedos? El inventario del Décimo Paso es muy importante; me mantiene alerta y me ayuda a enfrentar la fuerza negativa dentro de mí. El autoexamen me permite reemplazar el proceso adictivo por uno de recuperación y crecimiento.
Practicar los Pasos me permite vivir con esperanza, esperando con confianza las bendiciones de Dios, aspirando al despertar espiritual y viviendo una vida feliz y útil.
Nelson, Venezuela



