Boat - SAMAR

Desarrollando nuevas habilidades y hobbies para liberar el estrés

Me llamo Samar G y soy de Egipto. Soy sexólica.

 

Mi sufrimiento empezó cuando era niña y fui abusada por un pariente. Yo estaba en tercero o cuarto de educación primaria. No tenía ni idea de lo que él estaba haciendo, pero sabía que era algo malo. Intenté escapar. Tenía miedo y nunca se lo conté a nadie. Ese hombre era cauteloso, pero intentaba evitarle todo lo que podía. Así fue como empezó mi adicción. No sabía nada sobre el sexo, pero empecé a masturbarme siendo una niña.

Mi madre me vio una vez, empezó a gritarme y se lo dijo a mi padre. Me dijeron que yo tenía “algo” que no podía perder. Se referían a mi virginidad. Mi madre se negó a responder a mis preguntas diciéndome que era vergonzoso hablar de ese tema. Empecé a tener mis propias fuentes, la primera persona fue una amiga. Seguí con la masturbación durante muchos años porque me hacía sentir falsa alegría.

 

Pasaron los días y los años, y fui sumergiéndome cada vez más en el oscuro pozo de la adicción. Sufrí más abusos sexuales en mi adolescencia y juventud. Me volví totalmente adicta a la masturbación y pasaba la mayoría del día masturbándome.

 

Cuando acabé la universidad empezó mi adicción a la pornografía. Me volví completamente adicta a las imágenes y a la fantasía. Empecé a tener relaciones con hombres. Después de graduarme pasaba la mayor parte de mi vida con hombres, masturbación y pornografía. Rechazaba trabajos para poder tener más dosis de mi adicción. Sentía mucha atracción hacia los hombres y también me gustaba sentir su deseo hacia mí. Me gustaba ser el centro de atención para ellos.

 

A medida que me iba sumergiendo más en la adicción, iba estando más deprimida. Sufría mucho. Me sentía muy avergonzada de mí misma. Intentaba rezar y tener una buena relación con Dios, pero sentía que yo no le gustaba y que era un fracaso.

 

Empecé a tener depresión y síntomas de trastorno límite de personalidad. Me autolesionaba haciéndome cortes, tenía pensamientos suicidas y tuve varios intentos de suicidio. Atravesé muchas rupturas con hombres que me gustaban y con los que había tenido aventuras. No tenía autoestima y me odiaba a mí misma profundamente. Mi cuerpo es muy sensible a mi estado psicológico y como consecuencia sufro muchas enfermedades como fibromialgia, migrañas, problemas de tiroides, etc…

 

Hace muchos años empecé a recibir terapia para mi trastorno de personalidad y depresión. Aprendí mucho. Realmente me salvó la vida. Después me uní a SA. Es la comunidad más extraordinaria que he conocido. Empecé a trabajar con una madrina maravillosa que a día de hoy me sigue ayudando y siendo una fuente de inspiración. Empecé a compartir mis sentimientos y tener una relación saludable con mi poder superior. Por primera vez en mi vida admití que era sexólica y que no tengo ningún control sobre la lujuria. Empecé a amarme y a cuidar de mí misma.

 

Hice muy bien los tres primeros pasos de recuperación. Pero cuando empecé con el cuarto paso conecté con mi pasado traumático. Nunca había hablado con nadie sobre este tema y tuve que buscar un terapeuta para tratar mi trastorno de estrés postraumático. En este momento estoy profundizando en esta parte de mi vida. Todavía sufro episodios depresivos, pero tengo un sitio maravilloso donde ir y compartir que es la fraternidad de SA. Puedo asistir a reuniones online a cualquier hora del día y escuchar la experiencia de otras personas. Puedo compartir y pedir ayuda si la necesito. Puedo utilizar las herramientas de recuperación y encontrar personas que son como yo. Nos apoyamos mutuamente. Puedo tener una relación saludable con mi poder superior sin sentir que me odia o que me está castigando. Es un Dios amoroso y no quiere torturarme.

 

Antes de llegar a SA nunca había aprendido nada de mis recaídas. Reaccionaba con vergüenza, dolor y autodesprecio. Ahora puedo aprender lecciones de mis recaídas. He tenido cinco o seis recaídas desde que estoy en SA y siempre he asistido después a reuniones para compartir mi dolor y tener el valor de pedir ayuda.

 

He aprendido a no centrarme en contar días de sobriedad porque es estresante para mí porque siento que estoy en una competición. He aprendido a escribir mis virtudes y habilidades en un papel y poder leerlas cuando me siento avergonzada. He aprendido a no jugar con fuego, a ponerme límites y a respetar mucho mis puntos débiles en contra de mis deseos. He aprendido a tener la mente abierta compartiendo mucho con mis amigas de SA y aceptándolas. Necesito rendirme a mi poder superior: mi día, mi vida y mis resentimientos.

 

Ahora llevo siete meses y una semana sobria por primera vez en mi vida. Sé que tendré dificultades y momentos oscuros porque el camino de recuperación no es un camino de rosas. Está bien no sentirme bien. Solo un día a la vez. 

Necesito crecer a través del sufrimiento. Tengo que ser responsable de mi recuperación. Estoy agradecida porque DIOS me dio el valor para unirme a SA. Estoy muy agradecida de mí misma, de mis amigas de SA, de mi madrina y de la reunión de Plainview/Seaford.

Samar G., Egypt

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