
La verdadera rendición no es sólo pedir ayuda, es ofrecernos al plan de Dios.
En el Programa, he estado desarrollando el músculo de pedir ayuda a Dios. “¡Ayúdame a estar sobrio! ¡Ayúdame a alejarme de la lujuria! ¡Ayúdame a rendirme! ¡Ayúdame! ¡Ayúdame! Ayúdame”. A medida que fortalezco este músculo -que a veces requiere un acto de total confianza- también estoy cambiando mi perspectiva hacia una forma más suave.
En primer lugar, creo que Dios tiene un plan para mí, un plan para mantenerme sobrio día a día. Así que, en lugar de pedirle a Dios que me ayude, le pregunto: “¿Cómo puedo ayudarte, Dios, a cumplir Tu plan para mí?”.
Luego, digo en voz alta: “Calmo mis pensamientos y emociones”. Luego, digo: “Dios, háblame e invítame a hacer Tu voluntad”. Después, simplemente mantengo la boca cerrada y escucho.
Al principio, el silencio es incómodo. Mi mente sigue queriendo correr, negociar, buscar seguridad. Me sorprendo a mí mismo queriendo llenar el espacio con más palabras, más oraciones, más peticiones. Pero me resisto. En lugar de eso, me inclino hacia la quietud.
En ese silencio, algo cambia. El afán desesperado se calma. Mi corazón se ablanda. Empiezo a percibir -no con una voz retumbante, sino con un profundo conocimiento- que Dios ya me ha estado guiando. Su plan no está oculto; se está desarrollando. Los pasos no son complicados; son simples actos de fe.
Tal vez sea un estímulo para acercarme a un amigo en recuperación. Tal vez sea un recordatorio de permanecer presente, respirar y tomar las cosas momento a momento. Tal vez sea la profunda paz de saber que no tengo que resolverlo todo; sólo tengo que dar el siguiente paso correcto.
Me doy cuenta de que preguntar “¿Cómo puedo ayudarte, Dios?” no significa esforzarse más o hacer más. Se trata de confiar más. Se trata de renunciar a la batalla y caminar en la promesa que ya me ha sido dada.
Así que escucho. Y cuando llega la respuesta, ya sea un susurro, un sentimiento o una pequeña oportunidad, la acepto. Porque así es la verdadera colaboración con Dios: no pedir ayuda, sino entrar en Su plan con fe.
Thomas S., Georgia, EE.UU.