Siempre he trabajado un programa simple porque esa es la única forma en que puedo hacerlo. No pude escribir mi inventario como recomienda el Libro Grande de AA con el sistema de columnas. Pero en la página 109 del Libro Blanco de SA las instrucciones eran simples y me permitieron hacer mis inventarios.
Pienso en imágenes, así que cuando leí en el Libro Blanco, “Trabaja los Pasos, trabaja los Pasos, trabaja los Pasos”, me imaginé en un escritorio haciendo inventarios y me sentí abrumado. Me siento mucho más cómodo con el término aplicar los pasos que trabajarlos.
La mayor parte de mi recuperación ha venido del dolor, no del intelecto. Cuando el dolor de aferrarme se vuelve más grande que el miedo de soltar, es cuando me rindo a la voluntad de Dios. Dios siempre ha tenido la solución antes de que supiera cuál era el problema. Cuando llegué a SA, mi padrino me dijo que entregara mi programa a Dios y así haría exactamente lo correcto en el momento correcto.
Cuando tenía 60 años, me estaba matando tratando de evitar la bancarrota. Me di cuenta de que no podía hacerlo, así que oré a Dios por la voluntad y el coraje de ir a la bancarrota si esa era su voluntad para mí y en un segundo me quitó toda la obsesión. Entonces una voz profunda dijo: "¿Quieres decirme que no crees que Dios sabe exactamente lo que está haciendo con tu vida?" Y luego se ríe. Una semana después me llamó un comprador y vendí el restaurante. Esa experiencia cambió mi vida para siempre.
Tenía una técnica de supervivencia que me permitía funcionar en la vida bajo todas las condiciones, me hizo valiente. Podría conducir mi camioneta a través de tormentas de nieve, ir a partes peligrosas de las ciudades por la noche y dormir en mi camioneta para poder ser el primero en la fila para cargar en la mañana. Mi esposa llamó a ese defecto de carácter "Cabeza de mula", estoy seguro de que era difícil vivir con él. No tenía idea de que era un defecto de carácter, no podía imaginar no tenerlo, pensé que era genial. Dios sabía lo que era y cuando llegó el momento, comenzó a quitarlo. Había comprado un camión nuevo y había un CD sobre seguridad y lo puse. Enumeró todas las razones por las que debería usar el cinturón de seguridad. Me enojé tanto que tiré el CD por la ventana. Unos veinte minutos después me estiré y me puse el cinturón de seguridad. Yo no tuve nada que ver con la decisión. No me lo puse cada vez que me subí a la camioneta, pero cada vez que lo pensé me lo puse. Este fue el comienzo de un gran cambio de actitud que ni siquiera sabía que necesitaba. ¡Esta es la oración del séptimo paso en acción!
La misma actitud asomó su fea cabeza años más tarde cuando un pariente trató de extorsionarme. Mi respuesta fue, sobre tu cadáver. Llegó al punto de que iban a llamar a la policía si no salía de su propiedad. Cuando llegué a casa le dije a Dios que no sabía qué hacer. Estoy dispuesto a hacer lo que tú quieras que haga, solo déjalo claro. Esa noche soñé que sostenía a ese pariente en mis brazos y el sentimiento de amor fue el más fuerte que jamás haya sentido. El mensaje era hacer las paces con él y no decir por qué estaba resentido con él, sino simplemente limpiar mi lado de la calle. Mi parte fue que me había dejado llevar diciéndole a su novia por qué no le debía nada. Al día siguiente fui a hacer las paces y Dios había ido delante de mí y los preparó para aceptarlo. La batalla había terminado. Lo sorprendente para mí fue que no había ego involucrado. No sentí que ganaron o que me rendí. Había una buena sensación en mí de que hice lo correcto, tomé el camino correcto para variar. Realmente no han cambiado, pero yo sí. Cada vez que pienso en ellos rezo por ellos.
Para mí, lo sorprendente de la recuperación es que cuanto más practico haciéndola, más grande se vuelve hasta que se convierte en una forma de vida, tal como lo hizo mi adicción. ¡Este programa arruinará una adicción perfectamente buena! Jajaja.

Mike K., Oregón, EE. UU. SobrioNov 11, 1996