Mi nombre es Ana y vivo en México. Le doy gracias a Dios por el milagro de parar mis practicas adictivas, esos patrones de lujuria que por 6 años me tuvieron sometida. Me sentía una completa esclava a lo que la lujuria demandaba de mí, no me podía negar aunque quisiera. En los últimos tres meses me he dado cuenta de que mi recuperación va más allá de solo dejar de consumir. Dios me ha otorgado dominio propio, paz, templanza, disciplina, esperanza en el futuro. Él no me ha negado ninguna de estos frutos cada vez que desesperadamente se lo pedía, Dios me otorgó cada uno de estos generosamente y sin reproche.

La Rendición se volvió mi herramienta favorita, y aunque no la comprendía al principio veo como cada vez más da resultados en mi vida. El estar en contacto constante con mi madrina y otros miembros de la comunidad ha sido esencial para mi recuperación, Dios me creó para estar acompañada, nunca sola.

En estos tres meses, solo por la gracia de Dios, he experimentado:

– Tengo más concentración en mi trabajo y en todo lo que hago

– mi vida está más organizada en todos los aspectos, cumplo con mis horarios, estoy empezando a cambiar la procrastinación por la acción

– tengo amigas, muchas amigas, la barrera de la envidia y la comparación con otras mujeres se ha ido disipando

– he cambiado la queja por el agradecimiento y ahora veo mi vida con una perspectiva diferente, con una perspectiva divina, reconociendo que las bendiciones en mi vida son más de lo que alguna vez soñé o creí merecer

– comencé a ir al gimnasio, y alimentarme más sanamente.

– tengo paz, mucha paz, la Cual sobrepasa todo entendimiento y toda situación o circunstancia adversa.

Esto es mucho más que solo parar, esto es la victoria progresiva sobre la lujuria.

Gracias por estar aquí en esta maravillosa fraternidad y ser parte de mi recuperación

Estoy sobria y Feliz por estas 24 horas.