Mi trabajo es cuidar una gran propiedad con un huerto, un jardín y una casa. Hace unas semanas, me encontré en una situación completamente nueva en la que nunca antes había estado. Las personas con las que vivo y trabajo se fueron de vacaciones de verano durante dos meses.
Me mudé a una ciudad regional en la costa este de Australia hace más de 5 años. Había dos reuniones de SA en la ciudad y la adicción al sexo era un tema muy tabú, sigue siéndolo hoy.
Los obispos, sacerdotes y monjas de toda la Iglesia Católica son cada vez más conscientes de SA y apoyan la recomendación de que los feligreses con adicción a la lujuria se comuniquen con el programa para obtener ayuda. La Región de Europa y Oriente Medio (EMER) ha estado experimentando recientemente el fruto de centrar una atención especial en esto durante los últimos años y promover el intercambio de experiencias entre sus quince intergrupos.
Cuando empecé a tomarme este programa en serio y trabajar los pasos con un padrino que trabaja los pasos con su padrino (y así sucesivamente), ha quedado muy claro para mí que nuestro enfoque principal y propósito primordial es el duodécimo paso: llevar el mensaje.
Cuando llegué a ser miembro de la Junta de Custodios de SA en el verano de 2014, era claramente un recién llegado a este nivel de servicio, pero estaba emocionado de dar lo mejor de mí en todo lo que pudiera hacer para ayudar a compartir nuestro maravilloso mensaje a los sexólicos que sufren.
"Pero no quiero compartir eso ..." "¡Entonces no te recuperarás!" Esa fue la respuesta de mi padrino a la mayoría de los temores que experimento. No puedo estar sobrio en aislamiento. Tampoco puedo conseguirlo si no lo dejo de estar.
This morning in the hybride Manchester, US “Not a Glum Lot meeting,” we read the first story “I’m a Sexaholic” from Member Stories 2007. The text from The Real Connection today was entitled “Hidden Desires” and talked about riding a motorcycle too close to the edge of the Grand Canyon.
Thank you for giving us the opportunity to share our experience of working with therapists, counselors, the church, and others. It has been quite a journey since we Nairobi members began meeting in our venue nine years ago. It is a room at a church; during weekdays, the room is used as a gym.
This is Kathie S., sexaholic, about the Scottish convention, which I attended last weekend for the first time. I appreciated receiving the schedule well in advance, which helped me to feel less afraid of the unknown, indicating many old timers speaking, with much helpful experience.
In this time of year, Sexaholics Anonymous casts a glance into the future and asks “What do we need to fulfill our primary purpose? How can we best support the ever-growing needs of the fellowship worldwide?” Part of that planning is to create a financial budget for the next year.
